Debemos regar con la ayuda de una regadera (de estas con muuuuuchos agujeritos en el extremo por donde sale el agua) de forma que no caiga un “chorro” de agua sobre el sustrato, ya que eso lo apelmazaría. No hay prisa, debemos regar con cuidado y despacio, esparciendo el agua uniformemente por todo el sustrato y con una cantidad de agua que moje el sustrato pero que no lo deje encharcado.
Las raíces, aunque estén bajo tierra, necesitan oxigeno y si encharcamos el sustrato… se ahogaran literalmente, pasando a pudrirse.
La experiencia es la mejor herramienta para saber que cantidad de agua utilizar, ademas de cuando utilizarla 


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